El día era perfecto, hacía una temperatura muy buena, un sol extraño para estás fechas del año.
Claro que... llegamos tarde, el cupo de coches estaba cubierto; o esperábamos o nos dirigíamos a otro lugar... Parece que este año nos toca esperar... o cambiar de planes, porque no todo está perdido cuando algo imprevisto surge en el horizonte.
Hacía tanto que no salíamos al campo... ah! y por fin estrené las botas que los Reyes Magos me trajeron. Todavía hoy estoy sufriendo el estreno :-( (imaginaros... botas nuevas.. 16 kms...). Pero mereció la pena, claro que sí, y sé que todavía me quedan más rozaduras hasta que las dome; como con todo lo nuevo, hasta que te haces a ello te cuesta, aunque aquello sea mejor que lo que tenías antes.
Los caminos nos volvieron a acoger, los árboles, el frescor de la sombra que el pinar nos ofreció, el agua, tan rauda en su camino, las vacas, los pajarillos con su canto y su vuelo, la jara con su aroma. Ahora las ganas de volver son mayores!!!
En proyecto: una travesía pendiente.
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