
Mis amigos no han querido decirme nada sobre este asunto. De todas maneras, ellos saben lo que hacen y sin duda está bien así. Sólo me han indicado algo que es preciso que yo os repita porque concierne a todos los hombres y mujeres que se aman, y a los que todavía no saben que se aman.
"Me dijeron...: "Rebeca, cuando una pareja se ama y su amor físico les lleva a concebir un hijo, el hombre y la mujer ignoran generalmente que su alianza carnal ya ha sido sellada más allá de sus cuerpos... mucho antes de su acto."
¿Cómo es eso? pregunté yo entonces.
"Muy sencillo. Tú sabes que durante el sueño las almas abandonan sus cuerpos y se encuentran en lugares que ellas se confeccionan. Allí dan libre curso a sus esperanzas, a sus deseos, también a sus temores. Pues bien, en lo que concierne a la concepción de un niño, ocurre lo mismo. El acto de procreación tiene siempre lugar en el cuerpo del alma unos tres meses de tiempo terrestre antes del acto físico. Incluso si el encuentro todavía no ha tenido lugar, las almas saben de que se trata..."
Fragmento perteneciente a Los Nueve Peldaños, de Anne y Daniel Meurois-Givaudan
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