03 abril 2020

Recomenzar en tiempos de confinamiento


Es gracioso... comencé a escribir hace más de dos semana y volví a dejarlo... aquí dejo lo que escribí entonces... también tenía otro título (apatía)...


Estoy apática. Llevamos ocho días encerrados en casa, sin salir y a estas alturas no me apetece hacer nada, por eso se me ha ocurrido retomar el blog -será la definitiva? flor de un día?...- para poder escribir quizá sin sentido, sin formas correctas, con desorden... no sé... como veis soy un mar de dudas en estos duros días...

Tengo miedo, mucho. Sentimientos que van y viene, pero todos bajo el efecto del miedo. Este puñetero virus no va a acabar con nosotros, lo sé, pero aun así tengo miedo. Está cambiando la vida de muchas personas a las que conozco y de las que sé y seguro que también la vida de muchas otras personas que conozco del cole pero con las que ahora no tengo contacto, familias más vulnerables, con menos recursos que la mía, y todo ello me va a explotar en la cabeza. ¡¡Son tantas las preocupaciones!!

Ahora ya llevamos 24 días… se dice pronto… los días han pasado deprisa a grandes rrasgos, aunque hay días que se han hecho tan largos… muchas lágrimas por los amigos infectados, por las noticias que han llegado de personas conocidas ingresadas, por la impotencia de no poder hacer nada y la sensación desesperante de que la Vida ha parado de repente!

Los cambios no los llevo bien… y la certeza de que nada volverá a ser lo mismo después de esto me agobia en exceso y me entristece… aunque sé que quizá el cambio sea para mejor…. ¿Pero porqué cambiar? Muchas buenas intenciones tenemos todos ahora, cambios trascendentales que aplicaremos después, diferentes maneras de tratar al otro, responsabilidades que pediremos… ¿todo será verdad? ¿Lo aplicaremos? ¿O se desinflará en cuanto volvamos a poder salir con libertad y sin miedo a la calle?

Mi sensación de cambio es como cuando tuve a Andrés. Me sentía fatal porque tendría que estar feliz, pero en el fondo tenía una tristeza que no me dejaba disfrutar de lo vivido en ese momento… porque sabía que mi vida no iba a volver a ser la misma después de aquello. Depresión postparto lo llaman… Es esa misma sensación la que tengo ahora. Nada volverá a ser igual. Ojalá me equivoque, porque lo que tenía me gustaba.

Estoy aprovechando para organizar las fotos de mi móvil y guardarlas en el ordenador, para cuidar mejor mis orquídeas, ver series, aprender un montón con los deberes de los niños, ser más flexible con ellos. Para lo que llevamos encerrados no ha habido casi discusiones ni enfados. Han sido pocos.  

Hace días ya, en Twitter preguntaban qué era lo primero que ibas a hacer cuando pudieras salir… y me quedé un poco plof porque no se me vino nada concreto a la cabeza. Son muchas cosas, pero alguna en concreto… -pensé- y todo el mundo parecía tener las cosa claras. Pero ahora creo que sé… tengo unas ganas inmensas de abrazar a todos los que quiero, a mi madre, mis hermanos, sobrinos, amigos… Saber que están bien es lo mejor que puede suceder, y lo que más tenemos que celebrar cuando salgamos de aquí. La fiesta está asegurada. ¡Toquemos madera!

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