Nos pasamos la vida esperando. Y eso no es malo, al contrario muchas veces es bueno, porque esperas algo que pasará y que ansías desde hace mucho. Otras veces la espera no trae sus frutos positivos y las noticias que te llegan o el resultado de eso que esperas es francamente malo, negativo; ojala nunca lo hubiera esperado, piensas.
Lo peor, cuando la espera se eterniza. Aquello no llega. Ya no te importa como sea, si bueno o malo, pero que ocurra ya, porque la impaciencia comienza a apoderarse de tí y entonces la espera se convierte en algo realmente indeseable. ¿porqué? ¿porqué tengo que esperar tanto...? Sin embargo, no sé porque motivo la espera habitualmente es enriquecedora, siempre. Aunque en un principio pueda parecer destructora del alma y del cuerpo, finalmente se nos presenta como aliada. Ella nos hace crecer, modificar nuestras ideas, a mejor, por supuesto, y sobre todo nos enseña lo que es la paciencia, y no sólo eso, sino también a saberla vivir bien.
Yo llevo tiempo esperando, y al principio la espera era amarga y muy, muy larga. Me iba mermando poco a poco y así también poco a poco invadía toda mi vida. Sólo vivía para esperar. Esperar era mi vida, a veces con momentos borrosos de amistad, trabajo, sol, lluvia... pero todo ello siempre bajo el cristal de la espera. Y como dice el refrán "quien espera desespera". Y así me paso...
Sin embargo, ahora, deseo seguir esperando toda lo que me queda de vida en este mundo y quien sabe si también en el otro, pero con lentes de colores y con mucha, mucha paciencia. La espera me ha enseñado a ser paciente, o mejor dicho, a saber esperar con otra actitud, una actitud que empuja un poco más deprisa hacia tí aquello que tiene que venir. Además, la paciencia también es buena cuando hablamos de relaciones. Nada mejor que tener paciencia para afrontar los baches que la amistad, el amor, la familia... sufren de vez en cuando.
Es bonito lo que hace poco me dijo alguien muy especial: "se como la tierra, no hace nada y mirala". Entonces la miré y la vi llena de verde, de flores, de bichitos que transitaban por ella, haciendo a saber qué cosas, un poco más allá sembrada, al otro lado como hogar de cientos de árboles; y me la imaginé en primavera rebosante, por la mañana llena de rocio, en otoño repleta de hojas y siempre, siempre llena de vida. Así quiero ser en muchas facetas de la vida, serena y paciente, y sentirme llena de vida.
Tu también se paciente. Se que todo va a salir bien. Va a merecer la pena tanto "sinvivir". El tiempo volverá a ir en tu favor y tantos minutos, tantas horas, tantos días de incertidumbre serán al fin recompensados, y la espera se convertirá en alegría, en vida, en gozo, y todo tendrá colores brillantes y sonidos celestiales. Ánimo, ya queda menos -muy poco- para tenerlo contigo.
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