05 octubre 2009

Tabuyo del Monte

Hace ya dos semanas que regresamos de Tabuyo. Parece que fue ayer, pero el tiempo pasa tan deprisa... Desde el día que regresamos estoy pendiente de escribir sobre nuestra estancia allí, pero por unas cosas o por otras al final no lo hice.

Pero hoy no podía dejarlo por más tiempo.

Era nuestra tercera visita a Tabuyo (León) y como las otras dos, de nuevo fue muy especial. No sé qué tiene ese lugar... pero algo tiene seguro. O quizá sean los amigos que tenemos allí. Amigos? realmente los conocemos poco para considerarlos tal, pero yo así lo siento, porque es una relación también especial. Y sobre todo nos han ayudado muchísimo, aunque quizá ellos no lo sientan así, o no sean conscientes de ello. Sobre todo Marta, por la que siento una gratitud especial.

Siempre me he preguntado que nos trajo hasta aquí. Un cúmulo de casualidades... unas clases de taichi, un amigo que se muda, la maternidad, una fuente... Todavía no sé muy bien qué es lo que nos trajo hasta aquí, pero el hecho es que aquí llegamos una vez y repetimos... y volveremos a repetir, seguro.

Ir a Tabuyo es saber que abandonas este mundo de prisas y tonterías y que penetras por unas pocas horas (sólo estuvimos un fin de semana) en otra historia. Es otra manera de vivir, otras conversaciones, otras sensaciones, otro paisaje, otra luz, otro agua. Tengo tantas sensaciones dentro... y muchas de ellas no sé explicarlas, y quizá muchos de vosotros no las entenderíais, o pensaríais que estamos locos!

Estuvimos disfrutando del precioso paisaje de sus campos, de la visión del Teleno, también de una deliciosa comida en la Cooperativa de Mujeres de Tabuyo, y recogiendo moras con la que hemos hecho mermelada.

Por fin pudimos conocer a Rubén y a Uriel. Rubén es una persona muy especial, como dice el refrán "Dios los cría y ellos se juntan". Marta y él hacen una pareja perfecta y entre los dos desprenden tanta paz!! Está claro como aquí el universo ha conspirado para que se conocieran. Son tan complementarios...

Uriel y Andrés hicieron muy buenas migas. Es como si se conocieran de antes... quien sabe... quizá en la anterior visita a Tabuyo. Me encantaría pensar que así es... Este encuentro me ha dado un poquito más de luz sobre el tema. Se lo pasaron en grande jugando juntos con los robles, con las hojas secas sobre el suelo, los palitos caídos y sus troncos. Andrés estuvo montando a caballito sobre una de esas raíces que con el tiempo se han convertido en troncos. Qué bien lo pasaron!! y también en la fuente, a pesar de que acabaron con la ropa empapada en agua. mereció la pena!! Jeje, a los dos les encanta el agua!

Boni nos acogió en su casa y nos acompañó gran parte del tiempo. Paseamos con él hasta el pantano y nos cocinó unas estupendas lentejas con verduras, y también hizo de tío con Andrés. Jeje, al final pudimos conseguir que lo cogiera en brazos algo más de unos minutos :-)

Otra persona especial, otro amigo en la distancia y todo un artista. Trabaja como artesano de la madera y hace instrumentos de madera, además de espadas para taichi. Un lutier huido de Madrid en busca de otra vida más tranquila y más contacto con la naturaleza. Su página está en los enlaces del blog. Todo lo que hace es precioso y sus instrumentos suenan de maravilla, incluso sin tener idea de como tocarlos. Quizá algún día le dedique alguna entrada en el blog.

Tantas cosas que me gustaría contar...

Tanta magia tiene este lugar... tanta vida...

Si me leéis... Gracias, gracias por todo!!!

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